Hablemos de sexting

Confieso que soy especialmente amante de los datos, los porcentajes y los estudios sociológicos. Partiendo de dicha premisa, esta semana he localizado una cifra cuanto menos alarmante sobre un estudio en el que se conjugaba “internet” y “adolescencia” en el terreno de la sexualidad. Se dice que alrededor del 31% de los adolescentes en España ha confesado haber practicado “sexting” en el último año. ¿En qué consiste? Se trata de una práctica que consiste en compartir fotos o vídeos de desnudos o semidesnudos personales a través de internet. ¿Por qué se practica? Porque se trata de una forma diferente de vivir la sexualidad, del descubrimiento y la búsqueda de nuevas sensaciones propias de esta edad, aunque en ocasiones el fin es ganar notoriedad y aceptación en un “grupo”. Sin embargo las consecuencias de este tipo de práctica son bastantes. Por ejemplo:

– PÉRDIDA DE LA PRIVACIDAD. Al intercambiar este tipo de contenido, la privacidad personal desaparece. Internet es una ventana abierta al mundo, pero hay que saber cómo asomarse y cómo queremos que nos vean.

– RIESGOS PSICOLÓGICOS. El arrepentimiento posterior suele ser una constante. El afectado, así como su círculo familiar suelen presentar grandes trastornos de ansiedad debido a ello.

– COMPARTIR, COMPARTIR, COMPARTIR… El que “comparte” estas publicaciones sin permiso del autor es cómplice y a la vez culpable de los efectos negativos que puedan acarrear sobre su persona. Practica la empatía: no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti.

– CIBERBULLYNG. Las burlas o los comentarios grotescos en público en referencia a ese tipo de imágenes o vídeos suelen formar parte de este proceso. La interconectividad que nos rodea hace que cualquiera pueda tener acceso a este contenido, cuando, en principio, era privado.

– SEXTORSIÓN. En ocasiones se chantajea con este tipo de contenidos, de tal forma que la persona que lo posee tiende a reclamarle algo “si no quiere que lo haga público y lo comparta a través de redes sociales o mensajería instantánea”.

– GROOMING. Qe no es más que ganarse la confianza a través de internet de otra persona para conseguir material sexual. Si entre conocidos es peligroso, entre desconocidos el riesgo se multiplica.

– RIESGOS FÍSICOS. Tal vez sea uno de los riesgos más preocupantes. Exponer este tipo de imágenes ante los demás puede despertar el deseo de otras personas, lo cual puede traducirse en acoso físico.

– GEOLOCALIZACIÓN. Entre las nuevas funcionalidades de las redes sociales o herramientas de mensajería instantánea está la opción de indicar el lugar exacto en el que nos hemos tomado la imagen. Cuidado, porque es una pista exquisita para pederastas y ciberacosadores. .

Cómo actuar?

Si eres menor… Cuida tu privacidad. Piensa que cuando publicamos algo en internet, automáticamente perdemos el control sobre ello. Si te piden imágenes de este tipo, tal vez no es una buena idea pasárselas. ¿Acaso conoces bien a la otra persona? Analiza las posibles consecuencias. No compartas. No comentes. No te burles. Si conoces algún caso, de ciberacoso derivado de estas prácticas, ponlo en conocimiento de padres, profesores o cuerpos policiales.

Si eres padre/familiar/amigo… Habla con el menor de las posibles consecuencias de este tipo de prácticas. Fomenta la capacidad de razonamiento. Enséñales ejemplos de “sexting” que no han salido bien.

En definitiva, no se trata de evitar que los menores no hablen entre sí, no compartan fotos, ni usen su teléfono móvil. Se trata más bien de fomentar un buen uso de este tipo de herramientas desde pequeños, enseñarles que, más que jueguetes, son herramientas y que en internet la privacidad hay que cuidarla desde que damos el salto a la red. Pensar antes de enviar. Pensar sobre todo en las posibles consecuencias. Y sobre todo, pensar que nuestro cuerpo no es un producto que debemos vender gratuitamente, porque a veces el precio que tenemos que pagar por una simple fotografía o vídeo es demasiado alto. Y lo peor es que no hay vuelta atrás…

900 116 117. Teléfono de ayuda para niños, jóvenes, padres y educadores del Instituto Nacional de Seguridad de España.