MUJER INDIGESTA
A todas las mujeres gentinosas de las que se acuerdan poco y mal ciertos hombres, aún más gentinosos.
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aquella mujer sepulturera,
pues, a medias se daba a Dios
y a veces, quedaba entera.
¿Qué tendrá la sepulturera
que mete bajo la tierra
toda obra ajena,
aunque éstas pretendan ser
como poco, agradables y buenas?.
Pues, una vez en la tumba
del reconocimiento y comprensión,
en cualquier ocasión,
siempre olerán mal
aunque hubieran sido azucenas.
Y es que en este ambiente pestilente
sólo la diligente
que no tiró la primera piedra
se hace agradable a los demás,
los hijos la besan,
y el marido agraviado
olvida lo pasado
y de inmediato, la corteja.
Es entonces cuando quedan
en la tumba enterrados
los malos tragos ya ahogados
en la nueva vida que se empieza.