Lluvia verde, fumata blanca
Nuestra Extremadura, generalmente árida en los campos y fuerte en sus gentes, ha cambiado su aspecto gracias a las persistentes lluvias que nos visitan un día sí y otro también. Eso hace que nuestros campos, anegados de agua, se vuelvan tan verdes como los de Galicia. Si exceptuamos algunos inconvenientes de la abundancia de lluvia (que los hay), lo cierto es que nos acarrean no pocos beneficios, no sólo a la agricultura y ganadería sino a la industria (diseño y venta de objetos y prendas para protegernos de la lluvia, entre otros). La lluvia es universal ─como la crisis...
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