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MAESTROS DE ANTAÑO V

Ya está bien que retomáramos de nuevo este serial sobre la Educación, porque entre intrahistorias y cajas de emociones, se nos pasan los miércoles y este monográfico sobre la educación torrejoncillana por fascículos se nos va a hacer eterno.
En los últimos años del Siglo XIX y primeros del XX, se siguieron visitando las escuelas. Los locales seguían en las mismas condiciones deplorables de siempre; las ratios por los cerros de Úbeda, acuérdense de aquellas 150 niñas que tenía bajo su tutela Dª Francisca Barroso.
En 1898, año señaladísimo en los anales de la historia, calificaron a la Escuela Superior de Niños de Don Andrés Roco Jarones de sobresaliente. Suerte muy distinta corrió la Elemental de Niños de Don Leoncio Granado, en la que , dicen, haber observado un abandono total por parte del maestro. A la Junta no le duelen prendas a la hora de calificarlo, echándole en cara ser el culpable del analfabetismo masculino en Torrejoncillo, e incluso de cargarse la fábrica de paños. Le advierten, y ya van dos veces por lo visto, de que si persiste en su actitud le formarán un expediente del que no saldrá de rositas.
Con sobresaliente fueron calificadas también las Elementales de Niñas de Dª Filomena Moreno y de Dª Francisca Barroso; así como las privadas de Don Francisco Ramos Hernández y de Don Leoncio Ramos Núñez.
¿Creen ustedes que enmendaría su situación el maestro Don Leoncio Granado? En 1902, cuatro años después de aquella advertencia, siendo Alcalde y Presidente de la Junta Local de Primera Enseñanza, Don Ciriaco Santos Corcho, pasan nueva visita a la escuela de Don Leoncio y esto es lo que reseñan en el acta:
“En esta, como siempre, la educación deja mucho que desear, hasta el extremo de no encontrar un solo niño que sepa medianamente leer y mucho menos escribir, no están los niños clasificados por secciones, cada uno tiene un libro diferente…”
En vista de la desidia total, de que hace gala el maestro según la Junta, ésta decide visitar mensualmente la escuela en cuestión, para conseguir que el maestro espabile a esos niños, y de paso se espabile también él. Si esto no llegara a surtir efecto, lo pondrían en manos del Sr. Gobernador Civil de la Provincia.
La Junta de Escuelas velaba por que no se cometieran abusos de ningún tipo por parte de los maestros y maestras. Se mostraba muy preocupada por la asistencia a clase de los niños; así, estimulaba a los maestros a poner mucho celo en lo que a puntualidad y asistencia a clase se refería. Por ello, si un niño faltaba más de 15 veces al mes, la Junta tomaba cartas en el asunto.
¿Les apetece saber cómo se llevaba a cabo la toma de posesión de un maestro o maestra? Pues sepan que se hacía en el Ayuntamiento ante el Sr. Alcalde y demás miembros de la Junta Local de Escuelas. La comunicación venía del presidente de la Junta Provincial quien, a su vez, había recibido el nombramiento de la Subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública. Precisamente el acta de 18 de Noviembre de 1904, nos da fe de la toma de posesión de la maestra Dª Narcisa González Mancebo, como titular de la Escuela Elemental de Niñas, con un sueldo anual de 1100 pesetas y los emolumentos que le correspondieran por ley. A dicha maestra titular debía entregarle la interina que estaba haciéndose cargo de la escuela, un inventario firmado de su puño y letra de todo cuanto material dejaba en el aula.
De vez en cuando, como sucede en la actualidad, el Sr. Inspector Provincial de Instrucción Pública, se dejaba caer por Torrejoncillo. Una de estas veces fue el 10 de Mayo de 1906, siendo dicho Inspector, Don Maximiano Rodríguez, que visitó las cuatro escuelas que había en el pueblo.
Superior de Niños———–Don Andrés Roco
Elemental de Niñas———-Dª Francisca Barroso
Elemental de Niños———-Don Amadeo Martín
Primera de Niñas————Dª Narcisa González
De los locales dijo el Inspector, que reunían buenas condiciones y que, por regla general, había una buena calidad de enseñanza. Lamentaba Don Maximiano no haber podido visitar la escuela de Dª Narcisa González por encontrarse ésta enferma , aunque su sustituta, Dª Cándida Sánchez Provinciano, era buena maestra e instruía de manera eficaz a las niñas. Igualmente, lamentaba no haber visitado la Elemental de Niños de Don Amadeo Martín quien, al parecer, tenía permiso “verbal” del Sr. Alcalde para resolver no se sabe qué asuntillos. Por eso, Don Maximiano, no tuvo ningún reparo en tirar de las orejas(en sentido figurado, por Dios, que seguro que alguno ya se lo estaba imaginando tal cual) al Sr Alcalde, por conceder tan ricamente permisos “verbales” a los maestros; permisos que vaya usted a saber para qué aprovecharían, y es que no se puede ser tan confiado en esta vida. Y todo ello teniendo en cuenta que los resultados académicos conseguidos por Don Amadeo eran buenísimos, que si no, no sabemos qué hubiera sido ni del Alcalde ni del maestro ausente.
Recomendó el Sr. Inspector celebrar conferencias en las Escuelas de Adultos; que siguiera manteniéndose la subvención municipal para la Escuela de Párvulos; que se fueran sentando las bases de una biblioteca popular para cultivo del vecindario en general y, sobre todo, esto fue de recomendación especial: que se pusiera el mayor de los celos en la asistencia del mayor número posible de niños y niñas pobres a las escuelas.
Hasta el momento presente los padres y madres no habían tenido cabida en las Juntas de Escuelas. En un acta de 23 de Octubre de 1907, se da cuenta de una comunicación del Gobierno Civil, en la que se recomienda que las Juntas tengan un representante de padres y otro de madres. Así quedó constituida la Junta de Escuelas de 1907:
Alcalde-Presidente…………..Don Ciriaco Santos Corcho
Síndico…………………………..Don Pedro Martín Martín
Cura-Párroco…………………Don Lorenzo Díaz Hernández
Juez Municipal………………Don Pedro Caballero Vergel
Médico…………………………Don Alfredo Laín Ochoa
Padres de Familia…………D. Eladio Hdez García y D.Julián Martín Moreno
Madre de Familia…………Dª Carmen Llanos Serrano
Sí, ya sé, yo también lo he pensado: ¿Dos padres y sólo una madre? No sabemos si la opinión de Dª Carmen tendría mucho peso en la Junta, pero ya es significativo que una mujer formara parte de la misma, y es que en Torrejoncillo las mujeres siempre hemos tenido mucho que decir, sobre todo en educación. Ya lo irán comprobando, y les aseguro que tanto Dª Carmen, como más tarde la maestra Dª Esther de la Peña en la época de la Dictadura de Don Miguel Primo de Rivera, hicieron que se respetasen sus opiniones.
Mª José Vergel Vega

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