¿EXISTE FUTURO EN EXTREMADURA?
¿Existe futuro en Extremadura? ¿Existirán oportunidades vitales en nuestra tierra para las próximas generaciones?
Desde mi humilde opinión me atrevo a decir que sí. Extremadura no es ni más ni menos que otras regiones españolas y los extremeños tampoco somos ni más ni menos que los demás habitantes de nuestra Nación. Extremadura puede y debe ponerse al nivel de otras regiones españolas, puede y debe converger con la media de la UE en niveles de renta y bienestar. ¿Cómo? Evidentemente con esfuerzo y sacrificio por parte de sus ciudadanos. El que parte el último debe ir más rápido que los demás si su objetivo es alcanzarlos. Pero ese esfuerzo debe ir acompañado de un cambio de modelo económico y social.
Extremadura lleva más de 70 años anclada en el mismo modelo de sociedad, primero bajo el franquismo y después bajo el socialismo, ideologías que aunque en el plano sociológico se diferencien, social, política y económicamente conducen a lo mismo, aunque el último haya sabido cubrirse de un ligero barniz democrático. Este modelo, basado en el autoritarismo, la coacción desde las Administraciones, el caudillismo, el sometimiento de la sociedad civil al poder político en todos los ámbitos, el intervencionismo, el clientelismo, el sectarismo y la demonización de la iniciativa privada en favor de la pública nos ha llevado a seguir siendo los últimos en todo.
Su gran error, amén de otros no despreciables, es otorgar al sector público el protagonismo en la creación y reparto de la riqueza, anteponiéndolo a la iniciativa privada de una sociedad libre. Y es que el sector público nunca ha creado, ni crea, ni creará riqueza real. Económicamente no conduce más que a la ineficiencia, la corrupción, el apoltronamiento y el despilfarro de recursos, y socialmente nos lleva al servilismo, el aborregamiento y la falta de iniciativa de los ciudadanos, que viendo esa concentración de poder en las Administraciones tienden a pensar que no existen soluciones sino vienen dadas por éstas.
Extremadura necesita un giro hacia otra forma de entender la sociedad y la economía, y el modelo que defendemos los liberales es el que ha dado los mejores resultados en sociedades que hoy son las más avanzadas del mundo: Menor intervencionismo del poder político en todos los ámbitos (económico, educativo, social, cultural). Más iniciativa para los ciudadanos y menos para la Administración. Traspaso del protagonismo en la generación de riqueza de un sector público ineficaz a una iniciativa privada libre de tutelas y coaccíones políticas. En definitiva, menos poder y capacidad de decisión para los políticos y más para los ciudadanos. Mayor libertad para una sociedad madura que tiene derecho a dejar de ser tutelada.
Este es el modelo que necesita Extremadura y por el que debemos trabajar todos aquellos que seguimos creyendo en nuestra región. Cuánto más tiempo persistamos en los errores de las últimas décadas más oscuro será el futuro de esta tierra que merece (merecemos) más, mucho más.
¿Futuro en Extremadura?
No hemos sabido mantener nuestras industrias locales (zapateros, paños, guatas……..). Nadie quiere la agricultura/ganadería y ese es nuestro potencial, no los ladrillos. Pero eso si, tenemos la mejor «cabaña» de coches de toda la historia de Torrejoncillo. Ya no quedan «mobiletes»…..
Este blog está para debatir, compartir y poner en común opiniones, propuestas y puntos de vista, no para entrar en enfrentamientos personales. Hay que respetar los pareceres de cada uno y contradecirlos, si es el caso, con argumentos. Ahí está la clave de la riqueza de la convivencia y civismo de las personas.
Jonasíto… por mi parte puedes contestar a los comentarios como creas oportuno. No por escribir bajo anónimo se da más o menos la cara, si quieres aceptar mi humilde comentario perfecto, y si no, pues también perfecto.
Por mi parte no vas a tener más popularidad debido a las contestaciones de este blog.
El problema de la falta de futuro en la mayoría de las regiones de España, y no solamente en Extremadura, radica en nuestra forma de ser. El futuro tiene muchos nombres: para el débil es lo inalcanzable, para el miedoso, lo desconocido. Para el valiente, la oportunidad. Además, sólo el que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
Quisiera contestar a los tres comentarios anteriores en un solo artículo. El primero parece que viene a defender las mismas ideas que yo, aunque no sé porqué se empeña en tergiversar lo que yo he dicho, que es más o menos «Extremadura y los extremeños no somos ni más ni menos que nadie». Por supuesto yo también pienso que debemos intentar entre todos mejorar Extremadura como dice el autor de este primer comentario. El segundo comentario viene a decir que tiro la piedra y escondo la mano, cuando resulta que el que firma el artículo soy yo, y él es el que se esconde en el anonimato. ¿Lavado de imagen? No sé a que se refiere. ¿Puestos en el Ayuntamiento? No tengo ningún puesto en el Ayuntamiento y tampoco participo en la elección de su personal.
El tercer comentario me agrada. El autor da sus razones. Quisiera responderle que liberalizar no es privatizar todo, puesto que este sistema (anarcocapitalismo) es inviable ya que sin un Estado que asegure los derechos, la libertad y la propiedad serían imposibles. Es evidente que el liberalismo no es la panacea, pero es el mejor sistema que conozco (esto no es más que una opinión) ya que por sus propios postulados tiende a limitar el exceso de poder que suele provocar todos esos problemas que citas en tu respuesta. Otra cosa es que los políticos que se definen liberales al llegar al poder sean coherentes y limiten el poder del que ellos mismos gozan. Ahí, muchos quedan retratados.
GRACIAS A TODOS POR VUESTROS COMENTARIOS.
Jonás Fernández León
Extremadura ha sido una región degradada y olvidada hasta la creación del estado de las autonomías, por lo que en ese momento comienza un desarrollo prácticamente desde cero, mientras otras regiones como Cataluña o el País Vasco, por poner los ejemplos más industrializados de ese tiempo, estaban a años luz de la comunidad extremeña: no se puede, por mucho que queramos, recuperar en veinte o treinta años un retraso, en todos los sentidos, de más de cien.
No se pueden achacar, por tanto, los males a un color político y mucho menos comparar el sistema actual con la dictadura; si bien el movimiento falangista es socialista, también y por encima de todo es nacionalista, cosa que no se puede decir de los partidos llamados ahora socialistas. El franquismo no era sólo falange. Ahora, afortunadamente, no se fusila a la gente.
Además, «…el autoritarismo, la coacción desde las Administraciones, el caudillismo, el sometimiento de la sociedad civil al poder político en todos los ámbitos, el intervencionismo, el clientelismo, el sectarismo…[…]…la ineficiencia, la corrupción, el apoltronamiento y el despilfarro de recursos, y socialmente nos lleva al servilismo, el aborregamiento» dicho por el autor del artículo, son producto de la clase política, de las propias personas, no de las ideas ni de los sistemas, no caigamos en el error de buenos y malos si son los nuestros o los otros.
No olvidemos que la privatización, llevada al extremo, es la desaparición del estado, de las instituciones, por definición. Una sociedad no es más libre por tener plena libertad económica, sino por tener libertad de ideas en todos los sentidos, el económico es uno de ellos, pero no el único y la vida no puede girar sólo en torno a esto. Las mentes son las que tienen que ser libres y éstas no se atrofian por los sistemas políticos.
Por otra parte, el modelo liberal no es la panacea universal. Para que tenga éxito es necesario que haya favorecidos y sometidos, lo que potencia un claro desequilibrio en la sociedad. No queramos hacer un trasvase de poderes de las instituciones a las empresas, eso si que sería un sometimiento, más si cabe del que ya tenemos con las grandes multinacionales.
Por último, no caigamos en oportunismos por las fechas de sufragios que se avecinan, podría parecer sólo eso.
Quizás salgamos a buscar trabajo porque el caciquismo imperante en nuestro pueblo nos obligue a hacerlo.
No es agradable tener que hacer las maletas y vivir cerca de donde uno quiere pero creo que el autor del artículo no sabe de eso, quizás sepa de cómo se otorgan puestos de trabajo en nuestro ayuntamiento o en las empresas privadas asentadas en Torrejoncillo, donde prima la subjetividad de muchos y está ausente la objetividad.
No quiero crear polémica, no es mi estilo, pero no es sano esconder la mano antes de que la piedra nos escalabre a unos cuantos.
Con esto de que se acercan elecciones municipales los lavados de imagen son frecuentes… qué le vamos a hacer.
Para empezar no creo que seamos ni mas ni menos que los habitantes de otras comunidades autónomas, las estadisticas muchas veces, como todos sabemos están falsificadas, y con ésto no quiero decir que sea el caso.
Lo primero que debemos hacer es mentalizarnos que no somos ni mas ni menos. Debemos motivar el espiritu emprendedor de la minoria extemeña, ya que si son pocos los que lo tinen, debe fomentarse.
La actitud politica en el ámbito nacional, regional, etc.. en estos momentos es vergonzosa, se limitan a insultarse, a hacer la vida imposible al contrario de ideología, y a no fomentar la unión (simbóca pero con la misma convergencia) hacia un futuro prometedor, la falta de respeto ahora mismo se deja ver y prevalece sobre la educación, el saber estar, etc..
Desde aquí quiero dejar constancia, que si la juventud de Extremadura, y más concretamente la de Torrejoncillo, sale de la región a buscar un futuro prometedor, será porque no somos tan malos en todo, en educación, trabajo, etc.. simplemente que aspiramos a algo más, así que vamos a darle ese aliento y ese apoyo a cualquier extemeño que emprenda algo nuevo, que se entusiame, y que triunfe.
Lo que no podemos y no debemos hacer es tirar por tierra lo que tenemos. Por ello, no debemos caer en las comparaciones, vamos a intentar entre todos que esto sea el comienzo de un resultado positivo.