Los barrios de la Carrera y el Morón nos animan a celebrar la VIDA
A veces, sin esperarlas, las tormentas llegan y nos ponen la vida patas arriba. Truenos, relámpagos, aguaceros, vendavales…que nos trastocan el anticiclón en el que parecía estábamos instalados de aquí a la eternidad. Íbamos y veníamos cada cual a nuestros asuntos, sin reparar que también lo otros, nuestros semejantes, iban y venían a los suyos, tan importantes como los nuestros. Habíamos asumido que estábamos solos rodeados de gente, a la que como mucho dedicábamos un escuto «hola» o un somero «qué tal la familia». Hace unos días, la vida se nos puso difícil y, en un instante, tuvimos que...
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