¡Abrapalabra!

«Leer es nevar sobre los ojos” (Federico Martín Nebrás)

Sucedió una vez que hubo un niño, que sintió un dolor tan  grande al perder a su hermano, que quiso morir con él. Sufría tanto , que así se lo hizo saber una noche al pozo de la desesperanza. La Luna, que andaba paseando por las altas barandas del cielo, bajó un momento al pozo, cogió un poquito de su luz plateada y le hizo un collar para que le abrigara la garganta  a aquel niño que lloraba desconsolado. Desde entonces, ese collar lo acompaña cada día y desaparece, como por arte de magia, al llegar la noche…

 Federico Martín Nebrás, el viejo maestro del canto y el cuento, llegó a nuestro cole, sin hacer ruido, con su vieja maleta llena de libros. Traía puesta su gorra vieja revieja, regalo de su amigo Alberti…porque habéis de saber que él era un niño mudo y el Arcángel Rafael le regaló una gorra para darle voz.

Para Federico, el nombre es lo más sagrado que poseemos. Por ello, nos dio una lección magistral sobre el significado de algunos de los nombres de los presentes. Nuestro director, Javier («Casa Nueva»), quiso pasar a un segundo plano una vez lo hubo presentado a los niños, pero Federico lo sentó a su lado y le dijo: “Siempre el Director, dirige “. Todo tiene un orden que hay que respetar para que todo fluya con naturalidad  y el mundo no se nos vuelva más loco.

Y sí, nuestro Director que sigue llamándose Javier, “tanto hoy como ayer”, porque el viejo maestro dice que lo que importa son las rimas, mucho más que la verdad que a veces es mentira, se quedó dirigiendo y disfrutando del buen contar de Federico.

De su maleta salieron muchos cuentos. Cuentos que cuenta un grillo cantarín, que asombra a los niños y a los que ya no lo son tanto. Cuentos para Miguel “ el que defiende a Dios y se olvida de sus amigos”, para Luzbel, el Ángel más bello de todos , al que arrojaron al Infierno por defender lo que creía justo, por pensar por sí mismo. Cuentos para soñar, para darnos un respiro.

Y contando y cantando, nos hizo ver que el mundo no es de nadie y es de todos. Que todos debemos ser amigos de todos; que los catalanes y los extremeños somos parte del mundo y nada más  y nada menos . Que levantar barreras es levantar el muro de la intolerancia contra nosotros mismos.

Algunos ya lo pensábamos, pero nos quedó meridianamente claro que a los niños hay que hablarles de todo: por ejemplo, de las palabras tan extrañas que riman con España (musaraña, caña, cucaña, legaña…), quizá por eso a algunos se les va la olla y pasa lo que pasa…que no es natural que el Tajo vaya a Valencia o a Murcia; que gentes  que creemos inteligentes , de pronto pierdan la memoria y no se acuerden de nada: “Quien no tiene memoria, no sube a la Gloria”, advierte el poeta de la Vera Alta.

A los niños hay que hablarles de todo y con la verdad por delante. Hemos de contarles que a los hombres y a las mujeres nos nacen libres , que algo deberán hacer nuestros políticos  para acabar con las alambradas que niegan la libertad y la vida.

Es inevitable que a una se le vengan a la memoria, viendo cómo enseña Federico en una pizarra de las de toda la vida con tizas de colores, aquellos maestros y maestras de la República que enseñaban para el don sagrado de la vida, como debe ser.

Uno de los momentos que más disfrutamos, niños y adultos, fue el diálogo entre la Señá Rosita y el puñeterillo de Don Cristóbal, títere de Cachiporra,  que quería casar con ella porque tenía un culito como un quesito…los niños se rieron con ganas y el viejo maestro dejó en el aire el pensamiento del otro Federico, el de la Vega de Granada, aquel que sigue siendo amigo de los grillos y de los niños: “Una escuela donde los niños no se ríen  no es una escuela, es un cementerio”.

Aprendimos que la poesía es de todo menos tonta y que los cuentos se comen porque son alimento del aire.

A los mayores, que por momentos se obsesionan con el paso al IESO, les dio la clave para entrar en el nuevo centro por la puerta grande. Les advirtió que la primera pregunta que allí les iban a hacer era: ¿Qué es poesía? , y les recomendó la mejor de las respuestas: “Poesía es una canción en la que manda el corazón y en éste la repetición, sístole y diástole”.

Los niños son los mejores entrevistadores del mundo. Hubo entrevistadores dulces, de esos que nunca pierden la sonrisa, otros fueron más implacables, pero todos muy sinceros.

África quería saber qué hizo cuando murió su hermano: “Lloré, canté y me puse a escribir con tan sólo cuatro  años”. Les dijo que desde entonces su ídolo era la Luna, porque ella no lo ha abandonado desde la muerte de su hermano; otros ídolos emiten una luz embaucadora y mentirosa.

Foto C.E.I.P Batalla de Pavía.

Siguió contándonos que la inspiración siempre lo encuentra leyendo y sabiendo estar solo.  Que le gusta más la gente humilde que la gente idiota: “¡Qué horror de señoritas del pan pringado!”.No le interesan ni los reyes, ni las reinas, ni las princesas , ni la Duquesa de Alba por quien le preguntaron los niños. Federico admira más a los campesinos, como los que a él lo nacieron en la Vera de Plasencia, capaces de moler trigo y recoger oro.

Conoce a muchos famosos, pero hay pocos que considere sus amigos; entre ellos, cita siempre a Joaquín Sabina y al genio de Khrae. Él mismo trabajó en la tele durante catorce años colaborando en el programa que muchos recordamos “La Bola de Cristal”, en aquellos tiempos en que la pequeña pantalla aún se hacía respetar.

Este Quijote de la Vera Alta defiende la libertad por encima de todo. Que cada uno ame a su Dulcinea o a su Dulcineo, porque el amor es LIBRE y nadie debe coartar a nadie su derecho y su necesidad de amar sin poner género al amor.

Que le cabe tanto en la cabeza porque lee, lee y lee y que en aquellos momentos y en estos que ahora nos toca vivir, daría lo convenido por tener entre las manos: Las metamorfosis de Ovidio, el Romancero y La realidad y el deseo de Luis Cernuda…libros y más libros para no sufrir.

Expresó su deseo de seguir recorriendo los caminos del mundo contando y cantando historias, mientras las fuerzas y el entusiasmo le asistan.

Habéis de saber que las palabras las pones en el papel en blanco y comienzan a labrar a través de la danza de las manos, y abren el surco de los sueños para que descubramos el nos sé qué del encantamiento.

A los niños, y a los no tan niños, nos dejó el encargo de resolver adivinanzas, de construir rimas, de descifrar metáforas, de echar a correr palabras y moldear palíndromos…porque escribir no es otra cosa que el arte de pintar la palabra.

A Sergio, que demostró su ingenio, lo nombró coordinador de una expedición que marcharía a Londres para visitar el selecto Club de Sherlock Holmes.

Yo…esto no se lo había dicho a nadie, pero ando como loca resolviendo acertijos, escribiendo haikus, pintando palabras…para entregar a Julianus: ¡Quién sabe si yo también podré formar parte de esa expedición tan apasionante!

Y Federico se fue en busca de otros niños a los que encantar con sus historias , acompañado de Juan Carlos, “la luz de sus ojos”, el librero de “La Mora Encantada”, que se dedica a la noble tarea de vender libros y regalar sueños.

Hoy, aquí y ahora, en mi cole Batalla de Pavía, siguen siendo días de contar y cantar, de dejar que la palabra se abra y nos habite.

 Mª José Vergel Vega